“Y los sacó fuera hasta Betania, y alzando sus manos, los bendijo. Y aconteció que bendiciéndolos, se separó de ellos, y fue llevado arriba al cielo. Ellos, después de haberle adorado, volvieron a Jerusalén con gran gozo”.
Lucas 24:50-52
«Y que fué sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme á las Escrituras»
Corintios 15:4
El catolicismo resulta una religión descaradamente materialista. El católico goza de un dios encarnado, corpóreo, material: el Cristo. Un dios que además de ofrecernos una vida inmortal lo hace en un cuerpo resucitado. Dentro del amplio abanico de religiones y su variopinta oferta… ¿Hay alguien que de más?
Cuerpo y sangre, pan y vino ¿Qué mayor alabanza, qué mayor sacralización de la materia que la transubstanciación? dios ingerido por miles de practicantes del canibalismo místico.
Divinidad presa en su propio cuerpo; Cristo, encarnado y parido por una madre virgen que ascendió a “los cielos” en cuerpo y alma. Carne resucitada, materia.
Dan ganas de ponerse a rezar